Alonso se propone acercar la filosofía del derecho a la dogmática jurídica, especialmente a la dogmática penal. A este fin, recurre a casos jurídicos tomados del derecho penal argentino con la idea de mostrar que las discusiones jusfilosóficas acerca de la problemática de la interpretación tienen relevancia directa para el abogado penalista. En este marco, propone a la interpretación de las normas como una actividad cognitiva compleja en la que cabe distinguir tres etapas: la identificación de las normas, su sistematización y la determinación de su coherencia. El camino de la interpretación racional culmina cuando se arriba a una norma unívoca, consistente y coherente, expresada mediante un enunciado condicional que correlaciona un caso genérico relevante con una consecuencia jurídica genérica. La invocación de una mayor racionalidad en la interpretación del derecho penal, en la armonización reflexiva de sus disposiciones, en el sometimiento de las conclusiones a reglas desarrolladas en el más estricto acatamiento a la lógica es el fruto de una necesidad que hunde sus raíces en la defensa de la libertad y en el estatuto político emanado de la constitución.